poetas de la movida
La mal llamada movida madrileña (digo mal llamada porque tuvo múltiples centros de irradiación), ese estallido de creatividad contestataria que supuso el pistoletazo de salida (contra)cultural tras la gris uniformización impuesta por las directrices oficiales del franquismo, se desarrolló fundamentalmente en los campos musical y cinematográfico. Pero no podemos reducir la movida a nombres como los de Alaska y los pegamoides o Pedro Almodóvar.
Porque aunque en un segundo plano, también hubo una generación de poetas que participó en ese florecimiento tras la muerte del dictador, sentando las bases de la escena contracultural de la transición, junto aquel impresionante aluvión de músicos, cineastas, fotógrafos y creadores en general de aquel momento. Algo que atestigua por ejemplo la canción Garras Humanas, de la orquesta Mondragón, ya que el letrista de ésta y otras canciones como “Caperucita Feroz”, que interpretó el gran grandísimo Javier Gurruchaga, es Luis Alberto de Cuenca. Un poeta asociado a la generación de los novísimos, que también ha colaborado entre otros con Loquillo, en el disco de 2011 Su nombre era el de todas las mujeres.
"El bosque y otros poemas" 1997
Luis Alberto de Cuenca
Un poeta, Luis Alberto de Cuenca, que introduce una nota discordante al pertinaz malditismo que parece marcar a toda esta generación de poetas, malogrados por una época en la que no pocos sucumbieron en una espiral de autodestrucción y catástrofes. Algo que parece asociado a esta generación, a la que impactó de pleno el azote de las drogas y el sida. Luis Alberto de Cuenca, en cambio, como alto funcionario del estado que es, ha alcanzado el mayor logro al que pueda aspirar un poeta: vivir la existencia acomodada y plácida de un dandi. Nada que ver con nuestro siguiente ejemplo:
Pecados más dulces que un zapato de raso de Gabinete Caligari, con letra esta vez del malogrado Eduardo Haro Ibars, quien también escribió canciones para la orquesta Mondragón, pero que es más justamente recordado por su colaboración en uno de los mejores discos de la época, Camino Soria. Eduardo Haro es uno de esos casos en que la personalidad del artista eclipsa, e incluso supera a la obra: Un tipo violento y excesivo, ejemplo de la juventud más feroz del momento que vivió sin freno los años de la transición y pagó el precio de la libertad en forma de adicciones y enfermedades. En su caso falleció de sida a los 40 años. Eduardo Haro Ibars, aparte de ser un Poeta y periodista cultural muy influyente, fue un ensayista pionero en difundir el conocimiento del Glam Rock en España, gracias a su libro Gay Rock de 1975, en el que por primera vez se introduce al público español a bandas como Los New York Dolls.
He citado hasta ahora dos poetas nacidos en Madrid,
pero hay que recordarlo una vez más:
No toda la movida es movida madrileña.
Lejos de la capital, había también voces muy interesantes:
Los versos del poeta Canario Félix Francisco Casanova en la voz del músico y editor de la editorial Demipage David Villanueva, quien además de recopilar en 2017 toda la obra de Casanova, puso música a este poema suyo: Revolver de Amor. Felix Francisco Casanova fue un jovencísimo poeta (murió en 1976 con 19 años en un desgraciado accidente, por un escape de gas mientras se bañaba) calificado por muchos, de forma exagerada en mi opinión, como el Rimbaud Español. En cualquier caso en solo seis años de producción dejó una obra muy intensa que hubiera sido interesante ver evolucionar.
Felix Francisco Casanova
Pero puestos a señalar poetas malditos, esta categoría tiene sin duda un ganador indiscutible:
No se trata de Rencor si no odio de Leopoldo Maria Panero, en el disco de 2004 en que Bunbury, Carlos Ann y Bruno Galindo musicalizaron algunas de sus composiciones. Hijo de Leopoldo Panero, famoso literato falangista (con el que pasa cuentas con saña en el muy recomendable documental de Jaime Chávarri El desencanto) Leopoldo Maria Panero, es el gran poeta de la autodestrucción. Militante comunista, alcohólico y homosexual desenfrenado, esquizofrénico impredecible… Es creador de un universo poético verdaderamente perturbador.
La poesía destruye al hombre
A finales de los 80 entra por propia voluntad en un hospital psiquiátrico que no abandonará sino de forma intermitente hasta su muerte en 2014. Un poeta de culto al que unía una gran amistad con otro protagonista de la movida: Santiago Auserón, de Radio Futura. Es poco conocido que ambos planearon colaborar en un disco que se hubiera titulado “Proyecto Catulo” Lamentablemente, parece ser que no interesó a ninguna discográfica. En 1988 Santiago Auserón tuvo que conformarse con poner música a la composición de un escritor que de forma involuntaria y póstuma se convertiría en poeta de la movida: Edgar Allan Poe .
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