diario de la epidemia en 38 canciones (parte 2 los perros)



Los perros (Nick Cave and the Bad Seeds, France Gall, Roy Orbison)



En plena expansión del Coronavirus, durante las semanas de confinamiento, los miembros del programa Radio Caroline, de radio Castelldefels, (donde colaboraba por entonces), decidimos realizar una serie de especiales describiendo mediante canciones nuestro estado de ánimo e impresiones acerca de los acontecimientos que se iban sucediendo de forma abrumadora. Semanalmente proponiamos una serie de temas que nos parecía que iban destacando como característicos de aquellos días. Revisando las notas para mis intervenciones, me parece que puestas juntas dibujan una especie de bitacora disparatada. Las traigo aquí porque, aunque como documento tienen un valor relativo, entreverado en los chascarrillos que fui improvisando, asoma un punto de inquietud que algo atina en retratar el íntimo pavor que yo sentía. 



Personalmente no soy un amante de los perros. Los perros tienen -por norma general- cierta predisposición a ladrar, cosa que como todo el mundo sabe espanta el sueño en el mejor momento de la siesta. Por el contrario, un superviviente urbano y gourmet avezado como yo, siempre se decantará por un gato, un recurso alimenticio y una fuente adicional de proteinas en tiempos desesperados.

Pero hay un tipo de especimen canino que sí me enamora, me conquista y me roba el corazón, la clase de perro que aparece en la canción de Nick Cave and the bad seeds, Thirsty Dog nombre que hace referencia a un Pub, llamado así precisamente: El perro sediento. Ah una pinta de cerveza helada, eso sí que es un amigo fiel...



Una consecuencia inevitable de tanto trajín de perros arriba y abajo, fue el ocasional extravío de algún compañero canino. Sin ir mas lejos le pasó a la pobre France Gall, que se encomendaba a San Antón, patrón de los animales, en el caso de la trágica desaparición de un caniche llamado Carlomagno. Se llegó a ofrecer una recompensa por la restitución a su dueña sano y salvo. Afortunadamente las últimas noticias indican que el pobre bicho ha aparecido.
¡Bendito sea San Antón!



Siempre se dice que perros y dueños acaban pareciéndose incluso físicamente. Pero aquel encierro obligado de la población llegó a provocar que esa mímesis se acentuara, como en aquella canción de Roy Orbison de 1979, titulada Hound Dog man, que se podría traducir como hombre chucho, u hombre sabueso, pero que yo prefiero traducir más libremente por cara perro. La que se nos llegó a poner...
Malas pulgas incluidas...



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