diario de la epidemia en 38 canciones (parte 7 el deporte)


El deporte (B52s, Lou Reed, Kraftwerk)

En plena expansión del Coronavirus, durante las semanas de confinamiento, los miembros del programa Radio Caroline, de radio Castelldefels, (donde colaboraba por entonces), decidimos realizar una serie de especiales describiendo mediante canciones nuestro estado de ánimo e impresiones acerca de los acontecimientos que se iban sucediendo de forma abrumadora. Semanalmente proponiamos una serie de temas que nos parecía que iban destacando como característicos de aquellos días. Revisando las notas para mis intervenciones, me parece que puestas juntas dibujan una especie de bitacora disparatada. Las traigo aquí porque, aunque como documento tienen un valor relativo, entreverado en los chascarrillos que fui improvisando, asoma un punto de inquietud que algo atina en retratar el íntimo pavor que yo sentía.
Ah el deporte. Personalmente -como cualquier persona sensata- lo abomino.
A excepción del yoga, claro. Alinear el plexo solar con la rabadilla al
menos aporta la promesa onanista de un mañana mejor. Pero otras prácticas deportivas, y especialmente el running, son una forma lenta de suicidio, además de muy poco viriles. Pero si por razones médicas o de experimentación científica me viera obligado a ello, al menos quisiera hacerlo con estilo y por un motivo de peso como los B52s en su canción Runnin Around.



1985 fue un año glorioso para el cine, con títulos como Los goonies, Regreso al futuro, Rambo II, o Perfect, una maravillosa película, protagonizada por Jamie Lee Curtis y John Travolta acerca  del aeróbic, una moda que causaba furor en aquellos momentos. En la película, Travolta encarna al clásico meapilas que se transforma en un sátiro sudoroso gracias al poder del deporte. Un argumento típico, heredado del teatro griego. Pero mejor aún es la banda sonora que incluía un temazo de Lou Reed, escrito especialmente para la película: Hot Hips, caderas calientes.





¿Pero en qué momento perdimos el norte como sociedad? ¿A cuenta de qué este furor repentino por la práctica del deporte? ¿Qué nos aporta esta efímera democratización del snobismo?  ¿Hemos perdido de vista su sentido original, la verdadera libertad que proporciona, que es la de no practicarlo.? ¿Acaso no recuerda ya nadie aquellas siestas gloriosas en el sofá, mientras la serpiente multicolor serpenteaba por los meandros de asfalto del Tourmalet?


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