un poema de "el dios de las cosas tal y como deberían ser"



                        fotografía de Pedro Alcarria Viera


Llegamos a estas costas
para hacer un inventario
de objetos y regiones.

Un extenso piélago,
un río amargo salpicado de islas.

Los días se estrechan
divisando y midiendo
la separación entre las piedras.

Las cumbres desnudas
que emergen de la vegetación.

Plantamos el campamento
en un claro del agobiante
bosque oriental,
espejismo retorcido
de tronchadas ramas,
fustigado de espinos.

Hasta aquí llega el rugir
de un timbre de aves rapaces
y de ríos.

Parecen huesos los guijarros.
Abigarradas letras las estrellas.

Figuras talladas, remolinos
y torrentes de agua.

Con el ansia y el calor los días
se estrechan, se agravan,
se confunden.

Se acabaron ayer las provisiones.

En una incursión de caza,
perdimos otro tripulante.

Rompe la espuma de la que abrevan
hombres enloquecidos.

El resto está igual por el hambre.
Está desvalida nuestra razón.

Esto no debería estar aquí,
rompe a llorar el almirante.

Clama ayuda el cartógrafo,
por acabar su tarea al fin.


Pedro Alcarria Viera (El Dios de las cosas tal y como deberían ser)




Comentarios

Entradas populares