roller girls (el ye-yé femenino)




Salut les amis!  Viajemos al París de los 60, al París de los años ye-yé, cuando el rock conquistó el mundo y muchos cantantes y músicos adaptaron los éxitos internacionales más sonados al público francés. Interpretados en muchas ocasiones por toda una maravillosa legión de Barbarellas parisinas que desde este humilde rincón quiero homenajear. Son canciones que han hecho su propia vida, por así decirlo, despegadas completamente de las originales. Juzga si no es cierto. Allez! 



Maria dulzura, así me llamas. Crees que me conoces mejor que nadie. Pero cuidado porque también existe Maria colérica, ¡ten cuidado! Te lo he dicho cien mil veces de todas las maneras. María dulzura tiene mucha mucha paciencia. Pero un día verás bailar a Maria colérica, con destellos en los ojos. Qué mala leche tiene María, Marie Laforet quiero decir, abordando una versión más libre imposible del Paint it Black de los Stones, que toma el espíritu fúnebre y depresivo del original “quiero ver el sol borrado del cielo quiero verlo pintado de negro” y lo transforma en otra cosa, en una ligera peripecia adolescente. Pero eso es lo divertido mes amis, ésta reinterpretación de los temas originales, en la que los textos no tienen absolutamente nada que ver con la canción original, y solo se mantiene la melodía… y a veces comme ci comme ça.



Y dice así: Son las siete de la mañana, toca despertar, tengo sueño, en fin algo de música para empezar el día, algo como talking bout my generation ¿pero bueno dónde está mi cepillo de dientes? El azul es de mi padre, el rojo de mi madre, el amarillo de mi hermano, hoy es lunes mañana tengo deberes de inglés me gustaría tener a Paul McCartney para ayudarme, etc etc… Es simplemente maravilloso escuchar a ésta simpática criatura, Jacqueline Taieb, narrando así de pizpireta cómo se despereza para ir a la escuela (quelle dommage!), sobrescribiendo el clásico de los Who. Y es que éste cruce entre artistas es algo muy común en la época, y no iba en una sola dirección: éxitos franceses de cantantes como Gilbert Bécaud o Edith Piaf se adaptaron al inglés. Pero igual de interesante es la contraparte, las adaptaciones francesas de canciones americanas de la época, que muy a menudo han reemplazado a la versión original en la preferencia del público francés.


 

La cantante francesa Stone, se atrevió con Sloop John B de los Beach Boys. Imposible resumir mejor ésta época ye-yé en una sola frase: ¿Es una chica o un chico? ¿Un chico con el pelo largo o una chica con pantalones? Esa es la cuestión… Chúpate esa Brian Wilson! Pero ¿cuál es el origen del termino ye-yé? Buena pregunta querido lector. Evidentemente es la versión francesa del yeah yeah inglés. Pero su creación como etiqueta generacional la debemos al intelectual socialista Edgar Morin, al parecer tras presenciar cómo una fiesta, un guateque por el aniversario de la revista Salut les copains, acababa con la policía francesa (sacre bleu!) repartiendo porrazos y con docenas de adolescentes detenidos. Salut les copains (que se podría traducir como Hola, colegas) era la revista asociada al programa de radio del mismo nombre que introdujo en Francia el rock-and-roll y lanzó a esa nueva generación de cantantes. Así lo define Edgar Morin:  

Ésta fiesta entronca con las ceremonias arcaicas; alcanza un apogeo estático, descoloca lo adulto. De hecho, a través del ritmo, esa música sincopada, esos gritos de yé-yé, participan en algo elemental, biológico. Puede haber en el yé-yé el fermento de una no-adhesión al mundo adulto que alumbra el enemigo burocrático, la repetición, la mentira, la muerte.



Fabulosa también la adaptación por parte de Jocelyne del Nitty Gritty original de Shirley Ellis, un rompepistas del año 63, interpretado años después con gran éxito por Gladys Knigt. En fin, todo éste fenómeno que no tiene parangón en ningún otro contexto por la variedad y exuberancia de los ejemplos, culminará de algún modo en el estallido de mayo del 68. Pero esa es otra historia querido amigo. Para acabar he elegido un tema que aunque no es una versión, responde muy bien a la lógica de correspondencia y reinterpretación del modelo norteamericano, con todos sus arquetipos e iconos asociados. Y es que a veces la copia es mejor que el original. ROLLERGIRL una canción de Gainsbourg para la bellísima Anna Karina.  (Oh là là):




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