un chico católico: jim carroll
En 1995 Leonardo
Di Caprio realizaba una sus primeras grandes interpretaciones encarnando al
personaje protagonista de mi entrada:
Es un
fragmento de Diario de un Rebelde, en donde Di Caprio interpreta al personaje
real de Jim Carroll, poeta adolescente del punk Neoyorquino, que además de ser
un interesante testigo de su generación, realizó tres estupendos discos
al frente de su Jim Carroll´s Band, de los cuales el mejor sin duda es el primero de ellos:
Nací en una
piscina con mi madre de pie,
y escupí al cirujano
tembloroso.
Cuando sentí la
luz, estaba peor que aburrido.
Le robé el
bisturí al doctor y me corté el cordón.
Yo era un chico
católico,
redimido a través
del dolor
no por alegría.
Así reza (nunca
mejor dicho) la letra de Catholic Boy, del disco de debut con el mismo título
lanzado en 1980. En él encontramos canciones repletas de crudas anécdotas sobre
el lado salvaje de la vida, siguiendo la estela del libro que ya lo puso en el
mapa del underground: “Los diarios del Basketball”, publicado en 1978. Se trata de una autobiografía de juventud
sobre su muy temprana adicción a la heroína y posterior descenso a la
marginalidad, la vida en las calles y la supervivencia a toda costa, al precio
incluso de venderse como chapero para pagarse un chute. En una historia de
redención a través del arte, un
desenganchado Carroll, se iría haciendo un nombre en la escena poética de la
ciudad, amadrinado por Patty Smith.
Al margen de la
repercusión que tuvo su autobiografía juvenil, Jim Carroll fue también un poeta
muy precozmente reconocido en la escena alternativa de la ciudad, y una
presencia frecuente por ejemplo en la factoría Warhol. Y es allí donde traba
amistad con Patty Smith quien le alienta a probar suerte en la música y formar
su propia banda, The Jim Carroll Band. El grupo firma un contrato con la
discográfica de los Rolling Stones, gracias a la mediación de Keith Richards y
lanzan con gran éxito el primer single, People Who Died:
Teddy esnifando
pegamento, tenía 12 años, cayó de un tejado en la calle 29 este.
Cathy tenía 11
años cuando se desenchufó, 26 pastillas de seconal y una botella de vino.
Bobby leucemia,
14 años, aparentaba 65 cuando murió.
Era amigo mío.
Son personas que
murieron.
Son personas que
murieron.
Todos eran mis
amigos y murieron
Un buen puñado de rabiosas canciones punk-rock, en las que Carroll vierte toda la sórdida belleza de esos infiernos urbanos de su adolescencia, y la experiencia de ciertos paraísos artificiales, vías de escape a ningún lugar que describe en canciones como wicked gravity (Malvada gravedad), donde dibuja esa resaca de la química retirándose de las venas, y el lastre del cuerpo hundido en el colchón, cada vez más y más pesado al final de una noche de vértigo y excesos, antes de que la pequeña muerte del estupor etílico dé paso a la maldita luz del día, y con ella a la invencible y perversa gravedad:
Quiero que mi
voluntad y mi capacidad se reúnan dentro de la región
donde ésta
gravedad no significa nada,
donde los ángeles
se abren paso,
donde el silencio
puede enseñarme a cantar.
Quiero acostarme
debajo de éstas sábanas y nunca volverme azul,
quiero abrazarte
fuerte pero nunca tocarte,
quiero algo de
blanco puro.
Quiero que los
diletantes y los advenedizos se ahoguen en mis muñecas
(creen que mis
perlas son pastillas).
Quiero que la
gravedad se rompa.
Tras este primer
trabajo, que tuvo una gran acogida por parte de la crítica, llegaron Dry Dreams en 1982 y , I Write Your
Name en 1984. Fueron trabajos
progresivamente más sosegados y distanciados del punk o la new wave. El frio
recibimiento que obtuvieron estos discos provocó que Carroll disolviera la
banda y continuara con sus trabajos como escritor. El 11 de septiembre de 2009 Jim Carroll
sufrió un ataque al corazón mientras trabajaba en su escritorio y, al parecer,
murió con un bolígrafo en la mano. Seguramente como hubiera deseado hacerlo.
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