anita lane. from her to eternity




Habita una mujer en tantas canciones, que de vez en cuando sucede lo inevitable. Esta contingente carcasa de imperativo biológico que somos, agota su tiempo terrenal y solo queda una presencia en el éter intangible, una canción.

El pasado 28 de abril  falleció Anita Lane, inspiración de From Her to Eternity un tema del primer disco de Nick Cave and the Bad seeds, titulado de la misma manera: De ella a la eternidad. Sin embargo Anita, que murió con solo 61 años, fue mucho más que una musa, ya que también colaboró con Cave en la escritura de la letra de esta canción y de muchas otras, entre las más conocidas de la primera época de los Bad Seeds, como Stranger Than Kidness, más extraño que la bondad. Creando junto al australiano alguna de las canciones de mayor impacto en aquella primera etapa, durante el período más salvaje del grupo, justo cuando se definía su sonido. Pero Anita Lane también grabó un par de discos en solitario muy interesantes, volcando su particular estilo vocal a letras que sabían ser inquietantes, sombrías, sexuales o misteriosamente insinuantes. Como en su disco de 1993 Dirty Pearl, perla sucia.

 




Anita Lane y Nick Cave se conocieron con 17 y 19 años respectivamente cuando coincidieron en la escuela de arte. Fueron pareja profesional y personal durante el período en que él tocaba con The Birthday Party, y continuaron trabajando juntos tras la formación de los Bad Seeds en 1984, a pesar de que su relación romántica terminara en el 83. Ella ayudó a perfilar el estilo oscuro e intenso del cantante y su grupo. Pero Anita también participó en el trabajo de otro de los Bad Seeds, Mick Harvey, poniendo su voz en varias de las pistas de "Intoxicated Man", un estupendo álbum de 1995 que revisaba en clave anglosajona las canciones del gran Serge Gainsbourg. Lane aplicó a los temas que interpreta un tratamiento vocal muy distintivo, ronroneando de una manera a la vez erótica e inquietante, haciendo que casi emanen un aroma a lujuria y tocador.

 



Habita un mujer en tantas canciones que a veces, demasiado a menudo, se nos muere una. Se nos murió Marianne sin decir hasta luego, se murió Peggy Sue, mascando chicle tras el polvoriento mostrador de un drugstore perdido en mitad de la nada, murió Susi Q y descansa bajo el pantano junto a los caimanes,  por morir, se nos ha muerto hasta Lola que en realidad era un travesti. Se nos mueren las mujeres que fueron carne y ahora solo son como dice Bécquer: Incorpóreo, intangible sueño imposible, vano fantasma de niebla y luz. 

Nos quedan de Anita, unos pocos discos, de sonoridad y dicción exquisita. Pero sobre todo, Anita Lane será por siempre esa presencia inconcreta y misteriosa del apartamento 29,… de ella a la eternidad.

 

 

Ah, quiero  hablarte de una chica
Ya sabes, la que vive en el apartamento 29.
 
¿Por qué?
 
Es el que está justo encima de una mina.
 
Empiezo a llorar, empiezo a llorar.
 
Oh, escucho sus paso descalzos
cruzando las tablas del piso.
A lo largo de esta noche solitaria.
 
Y oigo su llanto también.
 
Ardiente lagrimas caen y salpican
Goteando entre las grietas
Cayendo sobre mi cara
Las atrapo con la boca.
 
Camina y llora, camina y llora.
 
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
 
Entre sus sabanas leí su diario
Escrutando cada pequeña suciedad.
 
Huyó por la ventana
Brillando por la vid.
 
Salió de su pesadilla
Y regresó a la mía.
 
¡A la mía!
¡Oh a la mía!
 
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
 
 
¡Llora!
¡Llora!
¡Llora!

Apuesto a que sus pies son dos calcetines de sangre
Y así de pie con la oreja hacia el techo
Sé que debe sonar absurdo pero
Puedo escuchar el más melancólico sonido que jamás escuché.
 
Camina y llora, se arrodilla y llora.
 
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
 
Oh dime por qué.
 
Por qué,
Por qué.
 
¿Por qué tiembla el techo todavía?
¿Por qué los candiles se convierten en serpenteantes víboras?
 
Este deseo de poseerla es una herida
Y me está martirizando como una arpía.
 
Pero yo sé que poseerla
Es no desearla después.
 
Oh entonces ya sabes
Esa pequeña niña tendría que irse.
 
¡Irse! ¡Irse!

 

 


 

 

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