anita lane. from her to eternity
Habita una mujer en tantas canciones, que de vez en cuando sucede lo inevitable. Esta contingente carcasa de imperativo biológico que somos, agota su tiempo terrenal y solo queda una presencia en el éter intangible, una canción.
El pasado 28 de abril falleció Anita Lane, inspiración de From Her to Eternity un tema del primer disco de Nick Cave and the Bad seeds, titulado de la misma manera: De ella a la eternidad. Sin embargo Anita, que murió con solo 61 años, fue mucho más que una musa, ya que también colaboró con Cave en la escritura de la letra de esta canción y de muchas otras, entre las más conocidas de la primera época de los Bad Seeds, como Stranger Than Kidness, más extraño que la bondad. Creando junto al australiano alguna de las canciones de mayor impacto en aquella primera etapa, durante el período más salvaje del grupo, justo cuando se definía su sonido. Pero Anita Lane también grabó un par de discos en solitario muy interesantes, volcando su particular estilo vocal a letras que sabían ser inquietantes, sombrías, sexuales o misteriosamente insinuantes. Como en su disco de 1993 Dirty Pearl, perla sucia.
Habita un mujer en tantas canciones que a veces, demasiado a menudo, se nos muere una. Se nos murió Marianne sin decir hasta luego, se murió Peggy Sue, mascando chicle tras el polvoriento mostrador de un drugstore perdido en mitad de la nada, murió Susi Q y descansa bajo el pantano junto a los caimanes, por morir, se nos ha muerto hasta Lola que en realidad era un travesti. Se nos mueren las mujeres que fueron carne y ahora solo son como dice Bécquer: Incorpóreo, intangible sueño imposible, vano fantasma de niebla y luz.
Nos quedan de
Anita, unos pocos discos, de sonoridad y dicción exquisita. Pero sobre todo, Anita
Lane será por siempre esa presencia inconcreta y misteriosa del apartamento
29,… de ella a la eternidad.
Ya sabes, la que vive en el apartamento 29.
¿Por qué?
Es el que está justo encima de una mina.
Empiezo a llorar, empiezo a llorar.
Oh, escucho sus paso descalzos
cruzando las tablas del piso.
A lo largo de esta noche solitaria.
Y oigo su llanto también.
Ardiente lagrimas caen y salpican
Goteando entre las grietas
Cayendo sobre mi cara
Las atrapo con la boca.
Camina y llora, camina y llora.
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
Entre sus sabanas leí su diario
Escrutando cada pequeña suciedad.
Brillando por la vid.
Y regresó a la mía.
¡A la mía!
¡Oh a la mía!
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
¡Llora!
¡Llora!
¡Llora!
Apuesto a que sus pies son dos calcetines de sangre
Y así de pie con la oreja hacia el techo
Sé que debe sonar absurdo pero
Puedo escuchar el más melancólico sonido que jamás escuché.
Camina y llora, se arrodilla y llora.
De ella a la eternidad
De ella a la eternidad.
Oh dime por qué.
Por qué,
Por qué.
¿Por qué tiembla el techo todavía?
¿Por qué los candiles se convierten en serpenteantes víboras?
Este deseo de poseerla es una herida
Y me está martirizando como una arpía.
Pero yo sé que poseerla
Es no desearla después.
Esa pequeña niña tendría que irse.
¡Irse! ¡Irse!
Comentarios
Publicar un comentario