la vida es una montaña rusa





"Cada día está un poco más cerca, yendo más deprisa que una montaña rusa. Un amor como el tuyo se cruzará en mi camino, cada vez más rápido" Así cantaba a los vaivenes del primer amor Buddy Holy, dando con la imagen perfecta para describir esos primeros sofocos glandulares de la juventud, desbocada y loca. Porque una montaña rusa es algo más que una atracción compuesta por un sistema de raíles, que suben y bajan en circuitos diseñados específicamente. Una montaña rusa es algo más que una trama por la que se deslizan trenes, a su vez formados por vagones, en los cuales viajan pasajeros convenientemente sujetos. No hablamos solo de trenes que ascienden mediante un sistema mecánico y luego descienden por efecto de la gravedad, provocando una aceleración con el objeto de divertir y asustar a los pasajeros. En absoluto. Una montaña rusa es también una metáfora.





Pensémoslo, la montaña rusa es el símbolo perfecto de nuestros
tiempos. Se trata de un tren sin maquinista, que no lleva a ninguna
parte, lleno de gente gritando histéricamente (algunos de terror, otros
de placer) conducidos todos ellos en dirección a un único destino
posible, que paradójicamente es el mismo punto de partida, al que se
llega entre mareos, vahídos y taquicardias, blanco de angustia alguno,
sacando la bilis otros, pero todos con la cartera algo más desplumada
que al entrar. Un descenso a los infiernos mecanizado y manufacturado
para disfrute del hombre moderno, un recorrido helicoidal que recrea los
círculos del infierno, o los meandros del rio de la vida, a imitación de ese
viaje del héroe que emprenden figuras como Orfeo o Ulises,
transformado el mito en viaje lúdico, reducido por un módico precio a
experiencia de consumo.



Pero ¿por qué se llaman así las montañas rusas? Pues porque son un
invento ruso, mira por dónde, igual que la ensaladilla rusa, otro peligro
asociado al verano. El nombre lo debemos a un pasatiempo que se
desarrollaba tradicionalmente en San Petersburgo durante el invierno,
cuando la gente se deslizaba en trineo por unos grandes toboganes de
madera que se recubrían de nieve. Irónicamente, son conocidas como
montañas rusas en casi cualquier parte, menos en la propia rusia donde
las llaman montañas americanas, y en América que a saber por qué las
conocen como Roller Coasters. Las primeras montañas rusas tal y como
las conocemos datan de principios del siglo 20. Posiblemente la montaña
rusa histórica más conocida que permanece en activo sea el Ciclón,
abierta en 1927 en el parque de atracciones de Coney Island, Nueva
York, y que sin duda inspiró Coney Island Steeplechase, de la Velvet Underground.



Y no es casual que el rock y el pop las utilicen como metáforas del amor,
la suerte o el destino, de las elevaciones y caídas de la existencia.
Porque la vida tiene a veces esas subidas, bajadas y tirabuzones propios
de una montaña rusa. Hay montañas rusas en los gráficos de ventas, en
los estados de ánimo ciclotímicos propios del enamoramiento, y hasta
en los electrocardiogramas, porque en ocasiones la vida te pone cabeza
abajo, o directamente te centrifuga.
Una experiencia aterradora y emocionante al mismo tiempo, pero que
no se puede rechazar, uno tiene que subirse a esa montaña rusa, tiene
que enfrentarse a esas caídas vertiginosas, soportar esas espirales
infernales, mirar a los ojos del peligro y gritar como los muchachos de
REO Speedwagon:

"Dame un paseo en tu montaña rusa,
Dame emoción, porque no puedo evitar sentirme aburrido"




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